miércoles, 19 de marzo de 2014

¡Qué asco de bichos! El cocodrilo Enorme - Roald Dahl





Este libro de la editorial Alfaguara contiene dos relatos de Roald Dahl: ¡Qué ascos de bichos! y El Cocodrilo Enorme. Las ilustraciones también son de Quentin Blake (como en otras obras de este autor).


¡Qué asco de bichos! está compuesta por nueve historias cortas escritas en verso, lo cual las vuelve muy musicales. Cada historia está centrada en algún animal (o bicho) explorando sus características físicas, sus habilidades, los terrores que nos generan, los riesgos que corren o ¡que corremos con ellos! Así nos transporta a la vida de un cerdo, un cocodrilo, un león, un escorpión, un oso hormiguero, un erizo, una vaca, una rana y un caracol, e incluso al bicho de la tripa de un niño. A veces es el propio animal el que relata la historia. Otras veces es un niño o una voz omniciente. Son lecturas ágiles y divertidas, llenas de humor.    

El Cocodrilo Enorme es otra historia, un poco más extensa que las anteriores y que abandona el verso. No obstante, es una buena continuación de aquellos relatos. El protagonista de la historia se llama de acuerdo a su descripción (¡es un cocodrilo enorme!), y lo mismo sucede con cada personaje que aparece en la historia, su rasgo más sobresaliente es su nombre: el cocodrilo No-Tan-Grande, el hipopótamo Peso-Doble, el elefante Trompeta, el mono Tití-Travieso y el pájaro Bella-Pluma. La historia nos cuenta de este cocodrilo que quiere para su comida del día a un niño muy jugoso. En busca de niños inicia un recorrido desde su río pantanoso, atravesando la selva hasta llegar a la ciudad. A medida que avanzaba en su camino, el hambre también lo hace. En el camino se encuentra con los distintos animales a quienes cuenta su plan y al que todos rechazan. Al llegar a la ciudad pondrá en práctica sus Trucos Ingeniosos para engañar a los niños y así poder comérselos. Pero las cosas no le serán tan fácil...  Las ilustraciones del cocodrilo nos transmiten mucho de su personalidad malvada, especialmente en su mirada, pero muchos toques de humor lo vuelven menos terrorífico (como cuando está escondido simulando ser una palmera o un balancín).

Ambas historias posibilitan al niño acercarse a aquello que produce temor: la ferocidad de un animal, el temor a ser devorado. Pero por suerte los niños triunfan y siempre reciben ayuda.

Recomendado desde los 8 años pero sin duda pueden disfrutar el relato niños más pequeños.


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